Desde Triana

Desde Triana

21 de mayo de 2013

Hermandades y Cofradías de la gente de mar sevillana en los siglos XVI y XVII ( Continuación )


Ordenanzas de los cargadores de la gran compañía del          
cargar y Descargar las mercaderías que en esta ciudad de Sevilla entran y salen por la mar para las Indias y Flandes.


Se fundó esta compañía y hermandad en el año 1566 bajo el patrocinio de la Estrella, en decorosa capilla del que fue convento de la Victoria, perteneciente a los Mínimos de San Francisco de Paula, en Triana, y protocolaron su Regla en la escribanía de Gaspar de Toledo el día primero de Septiembre de dicho año. Por el singular valor religioso y social de las repetidas Ordenanzas y por estimarlas inéditas no dudamos en comentar sus principales capítulos de la Regla del piadoso instituto una oración teológica emocionante.
Porque asimismo confesaban tener por artículo de Fe, como enseña la Santa Iglesia Católica, que el Hijo de la Virgen María descenderá para hacer Juicio Universal, y nos tomará muy estrecha y amarga cuenta de nuestros bienes y males y aún de todo pensamiento vano y palabra ociosa.
Omiten sin embargo, la petición de misericordia, tal vez por estar tan generalizada no creyeron necesario consignarla, pero la evocamos a continuación como muestra de la honda religiosidad de aquel tiempo y como enlace con el final de la prestación que examinamos.
A ti, Señor y Dios nuestro, encomendamos desde ahora y para siempre nuestras almas, hechas a tú imagen y semejanza y redimida por el precio infinito de tu Santa Pasión y Muerte. Te suplicamos que por tu ilimitada bondad y clemencia perdones nuestras culpas, que si ellas son muchas es mayor tu gran misericordia a la que nos abrazamos. Y te pedimos reverentes que no te acuerdes de nuestros pecados, ni te pongas a justicia con nuestras almas, pues las vestisteis de la pesadumbre y torpedad de la carne y las cercaste de tan regios enemigos, que sin la ayuda de tu gracia infinita no hubiéramos podido resistirlos.
Y bruscamente, como consecuencia lógica de tan formidable protestación de Fe, afirman; Por ende, recelando y temiendo el espantoso y postrimero juicio, queremos dar Regla y Ordenación a nuestra compañía para que mejor razón de nosotros mismos podamos dar y para que vivamos en paz, concordia y amistad, amándonos los unos a los otros hasta la muerte natural. Tan sorprendente como el valor religioso es el aspecto social de la Regla de la Hermandad que comentamos.
Fueron prolijas e interesantes las formalidades a cumplir en las elecciones de nuevos miembros o hermanos de la Gran Compañía para proveer las vacantes ocasionadas por defunción, porque según diversas Reales Cédulas y ejecutorias, el número de compañeros no podía exceder de catorce, pero cada uno de éstos dirigía a varias cuadrillas con más de doce cargadores y otros tantos descargadores cada una de ellas, lo que permite apreciar el crecido número de personas que integraban la Hermandad.
Precedía a las elecciones aludidas, una información detenida sobre los merecimientos del aspirante hechas por dos compañeros designados a este efecto, principalmente habían de averiguar que el candidato era persona de buena vida y fama, mayor de dieciocho años de edad y de notoria suficiencia y habilidad, no sea que por culpa del nuevo compañero ignorante del oficio se pierdan los demás, dado que su cuadrilla era obligada a reparar el daño que cualquier otro compañero hiciere cargando mercaderías con la suya. Dentro de los aspirantes eran preferido los hijos o el pariente más cercano del compañero muerto, y los que fueren acreedores por algún motivo económico o moral de la compañía.
Aprobado en cabildo el informe sobre los méritos del aspirante, efectuaba el electo con toda solemnidad el doble juramento de creer los Misterios de la Religión Católica y el de guardar los mandatos de las Ordenanzas del gremio. Seguidamente  pagaba como cuota o limosna de entrada la cantidad mínima de un ducado, con el que contribuía a los gastos del llamado almuerzo o merienda de Hermandad, que se suprimía cuando el arca de la Sociedad se hallaba en apurada situación.
En este arca se guardaban los dineros, libros y escrituras de la compañía, era de dos llaves diferentes, que paraban en manos de dos compañeros nombrados cada año para este cometido, pero no podían abrir el arca sin previo acuerdo de la corporación.
Resalta el amor entre los miembros de la Compañía en el mandato por el que las diferencias surgidas habían de resolverse mediante sentencia arbitral obligatoria dictada por dos de ellos, y si alguno la contradecía pagaba doscientos maravedís de multa para el caudal de la institución.
Con más elocuencia resplandecen los vínculos de afecto y mutua protección entre los compañeros en las siguientes frases de las Ordenanzas: si algún daño pudiera venir a cualquiera de los compañeros, que el que lo supiere se lo advierta para que lo remedie, y si algún provecho hubiere que se lo alegue o defienda. El que debiere dinero a otro de los compañeros, que el acreedor lo haga saber antes de emplazarlo en justicia, para que la Compañía ponga remedio. Y en orden a la moral es muy curioso el mandato de la Regla sobre que no puede trabajar el compañero que tuviera manceba, aunque sea soltero, mientras no se aparte de ella.
Con elevado espíritu de previsión y criterio, semejante al que inspira la legislación social contemporánea, reglamentaban las Ordenanzas de la Compañía todo lo relativo a jubilaciones, enfermedades, horas de trabajo y ausencia de sus miembros.
Si el hermano no puede trabajar por senectud o enfermedad, que sea jubilado y gane en adelante media parte del jornal, o sea, dice, la mitad de lo que le cupiere de la ganancia de cada día si trabajare, con que el jubilado por vejez lleve un mínimo de diez años en la Compañía, y el enfermo no lo sea por herida causada en reyerta. Nota simpática era la obligación del jubilado por edad de visitar a los compañeros, precisamente en la casa social una vez por semana, siempre que pudiera ir a ella por sus pies.
En lo tocante a recaídas por enfermedad es muy curiosa la Regla, porque si el enfermo que gana media parte se presenta a trabajar diciendo que está sano y sufre recaída, no se le abonará jornada ni media jornada, ni otra cosa alguna durante la semana de la recaída, en pena de su codicia, pero si la enfermedad persistiera, volverá a percibir la media parte o jornal referido en las semanas sucesivas. Por último, la semana en que cayó enfermo ganará su parte o jornal entero y en adelante la media parte como se ha dicho.
Si el compañero se ausentase de Sevilla por su conveniencia, no devengará cosa alguna, si regresa enfermo lo hará saber a los compañeros seguidamente, quienes pueden otorgarle ocho días para la convalecencia en los que tampoco ganará nada, pero si la enfermedad persistiera, entonces ganará la media parte o paga susodicha.
Cuando la ausencia fuera superior a un año y un día, se tendrá por excluido de la Corporación y será elegido otro en su lugar. Se exceptúan de este caso los desterrados por sentencia judicial y los que se encuentren retraídos o ausentes por temor a ser presos en virtud de delitos cometidos. Interesantes excepciones que entran en el campo del derecho penal de aquel tiempo.
Distinguen los capítulos de las Ordenanzas la jornada de verano y la de invierno: la primera comenzaba el día primero de Abril y terminaba el treinta de Septiembre, mientras que la de invierno se inauguraba el primero de Octubre y concluía a fines de Marzo. Los trabajos comenzaban a las cinco horas en verano y a las seis en la campaña de invierno, pero no puntualiza la Regla cuál fuera su duración, tal vez por tratarse de labor a destajo. En otros contratos de aquella época se expresa la duración aludida en esta bella frase: del alba a mediodía en verano.
La reglamentación del auxilio y presencia de los hermanos en las postrimerías del compañero no podía faltar en unas Ordenanzas inspirada en el más hondo sentimiento de cristiana caridad. Si el muerto no dejaba bienes para su entierro, que se saque lo necesario del caudal de la Compañía o de la media parte que se le daba durante la enfermedad, hasta cubrir los gastos de sepultura y de tres misas que se decían por su alma, una cantada y dos rezadas con pompas y cera moderadas. Todos los compañeros estaban obligados a asistir al entierro, pero si estuviesen ocupados en trabajos urgentes de la Compañía, podían señalar a las personas que les pareciesen para que acompañasen hasta la sepultura el cuerpo del hermano muerto.
En las protestas de obediencia y aceptación de sanciones no hay novedad saliente en los capítulos de estas Ordenanzas, son idénticas en lo sustancial a las de otros contratos de trabajo o estatutos gremiales, sin embargo las frases empleadas aquí nos parecen las más severas del repertorio jurídico de entonces: dice, todos de una conformidad otorgamos, prometemos y nos obligamos de tener, guardar y cumplir todos los capítulos y cada uno de ellos en todo y por todo como en ellos se contiene, y de no ir ni venir ahora ni en ningún tiempo por alguna manera contra ellos ni contra alguno de ellos so pena que el que contra ellos fuere o viniere, lo reclamare o contradijere, que pague para la Cámara de su Majestad veinte mil maravedís, en la cual dicha pena desde ahora cada uno de nosotros nos damos por condenados.
Y suplicamos a su Majestad nos mande dar sus cartas y provisiones reales para que se guarden y cumplan estos capítulos por Ordenanzas, y la podamos presentar donde y cuando convenga a nuestro derecho. Consta en los documentos consultados, que fue aprobada por su Majestad el Rey don Felipe Segundo el 24 de Diciembre de 1566.
De los otorgantes firman solo tres: Pedro Jiménez del Castillo, Andrés Martin y Juan Bautista; los demás declararon no saber escribir y firmaron por ellos a su ruego el Doctor Juan Páez de Sotomayor, abogado, y Hernando del Hoyo, marinero vecino de Sevilla.
En el año 1600 concertaba la Hermandad de la Estrella su unión con la de San Francisco de Paula, ambas establecidas en el monasterio de Nuestra Señora de la Victoria; y por escritura pública otorgada ante Fernando Gómez de Frías, el 15 de Junio de 1675 se incorporó a ella la del Cristo de las Penas, que residía en la ermita de la Candelaria, intitulándose desde entonces “ Hermandad y Cofradía de Nuestra Señora de la Estrella, Santo Cristo de las Penas, triunfo del Santo Lignum Crucis y San Francisco de Paula”, con residencia en la iglesia conventual de la Candelaria y San Jacinto. Orden de Predicadores de Triana.
Celebra la fiesta principal en honor de la Purificación de Nuestra Señora el 2 de Febrero, y efectúa su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral el Domingo de Ramos. Conserva sus dos imágenes titulares del siglo XVI, Nuestro Padre Jesús de las Penas y Nuestra Señora de la Estrella, que durante años fue considerada de Jerónimo Hernández (hoy sabemos que es de José de Arce, y la imagen de la dolorosa se le atribuyó a Martínez Montañés y más tarde a la Roldana) pero solo se puede decir con seguridad que es de autor desconocido.

11 de mayo de 2013

Hermandades y cofradías de la gente de mar sevillana en los siglos XVI y XVII ( Continuación )


    Hermandad y cofradía de la Sagrada Pasión de Ntro. 
                              Redentor Jesucristo.   

  

Fundada en 1531 bajo la bóveda del grandioso monasterio de Santa María de la Merced, donde celebraba su fiesta  principal solemnísima en honor de la Purificación de Nuestra Señora.
Formaban en esta hermandad capitanes, marinos y gente de las flotas hispanas, cual prueba el acta del cabildo congregado el diez de Diciembre de 1573 que dice, entre otros acuerdos: otorgamos poder cumplido a Pedro Martínez de Oñate, Mateos de Pinedo, José de Vega y al  capitán Álvaro de Valdés (deudo de Pedro de Valdés, caballero de Santiago y almirante de la Armada destinada a la guarda de la carrera y costas de las Indias Occidentales) nuestros hermanos, para que admitan y reciban por cofrades a las personas que quisieren, tanto oficiales como soldados, perteneciente a los galeones de la Armada que estuvieren en cualquier parte de las Indias.
Y en el mismo año otorgaba la mesa de la hermandad otro poder a favor al capitán Esteban de la Sal, factor y proveedor de la Armada del Adelantado Menéndez de Avilés, capitán general de la provincia de Florida, y a Pedro de Haro, maestre del galeón nombrado “Santiago el Menor”, para que recibiesen y admitiesen a las personas que quisieren, residentes en las Indias, previa observancia cabal de los mandatos de la Regla, y quedan obligados, dice de asentar en libros los nombres de los así recibidos, para que se sepa en esta hermandad quiénes son y los que son vivos y muertos y se pueda cobrar la limosna que dieren por sus entradas, y las donaciones y legados de oro, plata y otras cosas que pertenecieren a la cofradía.
De esta suerte los hermanos residentes en las Indias y flotas de España participaban o se lucraban de las mismas gracias, indulgencias, privilegios y perdones de que gozaban los cofrades domiciliados en España o vecinos de Sevilla. Tuvo esta Archicofradía carácter hispanoamericano y militar predominante. Hoy reside en el templo del Divino Salvador de nuestra ciudad.
La imagen titular, el Jesús de la Pasión, se califica por los críticos más severos como la obra maestra de Martínez Montañés.



   Hermandad, cofradía y colegio de los cómitres 
del Rey y de la Reina.

Tuvo por patrono a San Nicolás, opulento vecino de Pátara, ciudad de Licia y Obispo de Mira, porque se aparecía a los marinos en alta mar y los libraba de naufragio, y por sede, un amplio edificio con hospital y capilla en la collación de María Magdalena, “cabe la puerta de Triana, a las espaldas de la casa de religiosas dominicas de Ntra. Señora la Madre de Dios”, según los testimonios que nos sirven de fuente.

Gracias a estos documentos averiguamos que fueron corporaciones distintas el colegio de los cómitres y la Universidad de Mareantes, aquél tuvo número limitado de miembros, todos ellos capitanes de naos meritísimos a las órdenes del almirante de la mar, mientras en la Universidad ingresaban, como el vocablo expresa, personas de oficios y jerarquías muy diversos, si bien dedicados a menesteres directivos o manuales de la navegación.
Deploro no haber encontrado las Ordenanzas  autenticas del famoso colegio, pero si testimonios otorgados en los años 1490 y 1492 de asuntos idénticos a los registrados por el doctor Muro Orejón, que voy a referir.
Bartolomé Díaz, marinero, solicitó a los cómitres, reunidos en su hospital de San Nicolás, que examinasen sus conocimientos en el oficio, gobierno de galera, galeota y navío, y lo provean en la vacante motivada por muerte del cómitre de Sus Altezas Mateos González, reconocida la competencia del susodicho, acordaron suplicar al Almirante Mayor de Castilla que lo nombrase para el cargo pedido, como así sucedió, previa promesa del interesado de guardar los privilegio y franqueza del gremio.
Al cabildo que celebraron el domingo 5 de agosto de 1492 asistieron los alcaldes del oficio, Luis Rodríguez de la Mezquita y Antón Rodríguez Cabezudo; y los Cómitres o capitanes de la mar, Juan Fernández de la Alcoba, Cristóbal de Morales, Pedro de Pineda, Pedro de Sevilla, Bartolomé Fernández Ojo, Diego de gragea, Gonzalo Ramírez, Juan de León, Mateo Sánchez, Juan Rodríguez Tiscareño, y algunos más, que pocas semanas después habían de recibir la trascendental noticia de haber descubierto tierras la flotilla dirigida por Cristóbal Colón.
El dos de Septiembre de 1492 se otorga carta de examen a favor de Diego Rodríguez por fallecimiento de Cómitre Rodrigo Murillo; y el once de Noviembre de 1498 se extendió el acta de otro examen de Cómitre que se conserva en el protocolo respectivo de la escribanía número tres de Sevilla.
Durante el siglo XVI continúan los testimonios demostrándonos que persistía el Colegio de los Cómitres ejercitando sus actividades con esplendor, como así mismo llegaba a su mayor auge la Universidad de Mareantes.
Es bien curiosa el acta del cabildo celebrado por los Cómitres el primero de Enero de 1504, para elección de alcaldes y aguaciles, no solo por la solemnidad con que revestían el acto sino porque figuran en ella los nombres de los más famosos capitanes y pilotos que tanto contribuyeron con su valor y pericia al descubrimiento y exploración de mares y tierras de las Indias Occidentales: Juan de Sevilla, Bartolomé Díaz, Mateo Sánchez, Guillen Rodríguez, Cristóbal Gutiérrez,  Pedro Fernández de la Alcoba, Diego de grajeda, Juan Díaz, Juan Rodríguez de la Mezquita, Juan de León, Juan Cristóbal, Bartolomé Rodríguez Tiscareño, Antón Jerónimo, Ruy García, Juan de la Puebla, Alonso García, Luis Rodríguez de la Mezquita, Diego Sánchez, y Juan de Peñafiel entre otros.
Existe en la escribanía cuarta del Archivo de Protocolo Hispalense una petición de los Cómitres al Consejo de la ciudad de Sevilla, fechada el año 1509, para que los exima de pechos, conforme a sus privilegios; y el 29 de Diciembre de 1529 confirmó la Reina Juana la merced otorgada a los sesenta y tres Cómitres de Sevilla de llevar armas para su defensa, de día y de noche.
Ha podido observarse que la falta de las Ordenanzas o reglas de este Colegio y Hermandad nos priva de conocer los cultos y procesiones que celebrarían cada año en honor de su patrono San Nicolás y de la Pasión de Nuestro Señor.

24 de abril de 2013

Hermandades y Cofradías de la gente de la Mar entre los siglos XVI y XVII


    

Hermandad y cofradía de las tres caídas de cruz de Ntro.                 
                                   Señor Jesucristo.

Así dice la escritura otorgada por la mesa de la hermandad el año 1612 a favor del Mayordomo Diego Pérez Padilla, para que cobrase limosna ofrecidas por personas devotas.
En primero de Septiembre de 1582, encontramos testimonios fidedignos de otra hermandad nombrada de Ntra. Sra. de la  Esperanza, en la que figuraban numerosos cofrades dedicados al tráfico marítimo, establecida en la iglesia del Espíritu Santo, a la que se le incorporó la mencionada de las tres caídas, que entonces residía en el templo parroquial de Santa Ana, según prueban escrituras del año 1630 y de 1643, que por su curiosidad copio seguidamente:
Los Alcaldes, Mayordomos, oficiales y hermanos de la cofradía de Ntra. Sra.de la Esperanza y Tres Caídas de Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, sita en el hospital del Espíritu Santo que está en Triana, guarda y collación de Sevilla, conviene a saber Bartolomé Ramírez, hermano mayor, Pedro López de Pineda, alcalde; Francisco López García, mayordomo. Por nosotros y en nombre de los demás cofrades, damos carta de pago a Pedro Campaña, maestra platero, de ciento treinta reales, que son los mismos que pesó una corona de plata quebrada en pedazos que Alonso Hernández, mayordomo que fue de la cofradía, le dio y entregó para efecto de que el susodicho hiciese una corona para la imagen de nuestra Señora.
Y por no haber acudido a dar la forma y traza para hacerla se le puso demanda para que la entregase, a lo que respondió que estaba presto de entregarla pagándole ciento cincuenta reales de vellón que la Hermandad le debía de diversos aderezos que para ella había hecho. Y en tal estado el asunto. Pedro Campaña nos entrega el valor de la corona y hace suelta de lo que le debe la Hermandad, por lo que desistimos y apartamos de pleito y nos damos por contentos y entregados a nuestra voluntad.
Esta venerable y popular cofradía reside hoy en la iglesia conventual de Ntra. Señora de la Candelaria y San Jacinto de Triana y ha restaurado la capilla de su propiedad, sita en la calle Pureza del repetido barrio (datos de 1947).



   Hermandad y cofradía de la Sagrada Oración de Jesús en el
         Huerto y Ntra. Señora del Rosario

En el año 1574 se hizo y asentó en el colegio de Santa María de Montesión, Orden de Predicadores, de Sevilla, la Hermandad y Cofradía intitulada de Ntra. Señora del Rosario, en los cinco misterios dolorosos, y Sagrada Oración en el Huerto; y tres años después, atento a  que estaba la Comunidad edificando nuevo templo y había sitio bastante para que la Cofradía labrase su capilla, le adjudicaron los religiosos el terreno donde hoy está edificada. La dicha capilla tuvo tres puertas; una a la Plaza del Caño Quebrado, otra al compás del colegio y la tercera comunicaba con el Presbiterio del templo de Montesión.
En la escritura de capitulación a la que me refiero, se obliga a la Hermandad al pago de nueve mil maravedíes anuales desde el 15 de Mayo de 1577 en adelante, por reconocimiento del señorío, y a celebrar cuatro fiestas cada año, con otros pormenores curiosos que firmaron ante escribano los miembros de la Mesa o Junta de Gobierno primitiva de la cofradía, a saber: Juan de Arellano y Luis Gómez de Porras, alcaldes; Rodrigo López, mayordomo; el licenciado García de Herrera y Alonso de la Corte, diputados; Gaspar de Cabrera, fiscal, y los devotos hermanos Andrés Bautista de Vallés, Luis Hernández, Juan Yáñez, Alonso de Córdoba y Gonzalo de Campos Guerrero.
Al siguiente año de 1578, el dicho licenciado García de Herrera, elegido alcalde de la Hermandad, tuvo la feliz ocurrencia de encargar al gran escultor Jerónimo Hernández de Estrada las cinco figuras del paso o escena de la advocación de la Cofradía, que son tres apóstoles, San Pedro, San Juan y Santiago, durmiendo con sus diferentes posturas al natural y descubiertos pies y manos, y así mismo Jesucristo de bulto orando y el Ángel con su cáliz. Y han de ser los rostros pies y manos de las cinco figuras de cedro y las cabezas de muy buena pasta y lienzo nuevo. La cual obra me obligo de dar hecha para que en la Semana Santa salga en el paso, por razón de la cual he de haber y me debéis de dar aquello que tasaren cuatro oficiales, dos puesto por parte del licenciado García de Herrera y otros dos puestos por mi parte, que sean escultores y entiendan el arte, y de lo que tasaren se han de quitar diez ducados.
A virtud de interesante escritura de poder otorgada por la Hermandad el 25 de Abril de 1596, en la que figura como hermano mayor de ella el reverendo padre Fray Bartolomé Delgado, se deduce que la Cofradía efectuaba su procesión de penitencia el Jueves Santo con sus imágenes, lo que prueba que se cumplió el contrato de labrarlas suscrito por Jerónimo Hernández.
Dignas de particular estudio, por su significación en el desenvolvimiento de la imaginería sevillana, son las esculturas mencionadas. En los cronistas locales hay   sucinta de que fueron sustituidas al finalizar el siglo XVII las efigies de los apóstoles, pero no existe testimonio alguno para negar que sean de Jerónimo Hernández el Cristo orando y el Ángel con el cáliz que hoy admiramos, atribuidas sin el menor fundamento histórico ni estético  a Pedro Roldán y a su hija la Roldana, respectivamente.
Se debe advertir, que hace años se pudo contemplar la discreta restauración que de las esculturas susodichas hiciera el inspirado y prestigioso escultor Antonio Castillo Lastrucci en su propio taller, pudiéndose apreciar que coincidían con la escritura de concierto en lo tocante a que son de pasta las cabezas y cabellos de ambas efigies y de cedro los rostros, pies y manos. Asimismo se pudo observar que los cuerpos de las figuras estaban como dice el documento que nos sirve de fuente (sobre sus armaduras de madera muy fuertes y clavados  lienzos nuevos) y que el Ángel había sufrido restauraciones de consideración.
Es muy deplorable que de la Roldana no se tenga noticia documental que permita la identificación cierta de algunas de sus obras; ello impide a la crítica el conocer su estilo y, por ende, su personalidad artística.
En la segunda mitad del siglo XVI no se encuentra el carácter profesional de esta Hermandad, porque en las nóminas de sus cofrades figuran personas de oficios muy diversos y ningún patrono de barco, que fueron sus fundadores al decir de la tradición.

14 de abril de 2013

Hermandades y Cofradías de la gente de la Mar entre los siglos XVI y XVII ( Continuación )


Hermandad y cofradía del Bienaventurado San José

Fue de los maestros carpinteros de ribera y celebraba su advocación en el monasterio de Nuestra Señora de la Victoria, de Triana. En el año 1628 pertenecían a la Junta de Gobierno de la Hermandad los prestigiosos maestros Bernardo Enrique, Francisco Amado y el mayordomo Diego Ortiz, los que se obligaron a no enseñar el oficio a ciertas personas, por las razones contenidas en el pleito que contra ellas seguían.
Andrés Izquierdo, carpintero de ribera, vendía un tributo a Censo perpetuo a la Cofradía, y en 1640 el prioste Juan Amado Bueno declara que la Hermandad sigue establecida en la iglesia conventual de Nuestra Señora de la Victoria de los Mínimos  de San Francisco de Paula.
Otra Hermandad de maestros carpinteros existió en Sevilla, intitulada del Patriarca San José. En el año 1578 otorga escritura sobre tributo de casas propias de la corporación, y en ella se puede leer que poseían hospital y capilla de su propiedad en la collación del Salvador, calle de los Manteros, y que eran sus alcaldes Diego Benítez y Alonso Rodríguez; prioste Francisco de Orozco y mayordomo Lope García, todos ellos prestigiosos maestros carpinteros.


   Hermandad y Cofradía de Ntra. Sra. de la Candelaria y San Juan
                                              Bautista.

Residió en hospital y capilla de su pertenencia en la collación de Santa María la Mayor, a los cantos del postigo que dicen de Nuestra Señora de la Antigua, y disfrutó de buen caudal y de numerosos hermanos ocupados en el tráfico marítimo con las Indias. En 1569 arrendaban casas propias de la Hermandad los miembros de la Junta de Gobierno Luis de Carvajal, Juan Martin y Juan de Ojeda, alcaldes los dos primeros y prioste el último del instituto religioso.
Las postrimerías del primitivo edificio del hospital referido, las describe las escrituras de poder de la Hermandad a favor de su mayordomo Bartolomé de Celada, el mozo, en el año 1583, para que cobrase del Prior los maravedíes en que fueron tasados el Hospital y dos posesiones anejas, que fueron incorporadas al solar y edificio que allí se labraba por mandato de su Majestad para Casa Lonja de Mercaderes de Sevilla.
Y por esto, el 29 de Mayo de aquél año, suplicaba la cofradía al Provisor del Arzobispado, que atento a que se nos quitó el hospital para meterlo en la Casa Lonja, mande que se junte la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria con las del Hospital de Santa Catalina, frontera a la Puerta del Osario, de la ciudad de Sevilla, a lo que accedió la autoridad eclesiástica.


Hermandad y Cofradía de Ntra. Sra. del Buen Viaje y Sto. Cristo
                                               Socorro.




Maestres, señores de naos y pasajeros fundaron esta Cofradía en la iglesia parroquial de Santa Ana, y Luis Melgarejo, Provisor del Arzobispado Hispalense por el Cardenal don Rodrigo de Castro aprobó la Regla primitiva el 24 de Julio de 1596, previa censura de ella confiada al R.P. Alfonso de Castro de la Compañía de Jesús, una copia de esta Regla, protocolada el seis de Abril de 1622, a petición del licenciado, presbítero y escribano de la Hermandad André Núñez, vecino de Triana, es la que se aprovecha como fuente de conocimiento.
La salida de esta Cofradía en procesión de sangre, se verificaba en la noche del Miércoles Santo, previo pago de ducado y medio por cada disciplinante, los hermanos de luz abonaban dos ducados, la misma cuota se asignaba a las mujeres de hermanos y era obligatoria para todos la limosna de cuatro ducados y una vela de a libra como cuota de entrada.
Al ingreso en la Hermandad precedía severa información de ser el aspirante cristiano viejo, y con todo entusiasmo se obligaban a elevar sus oraciones, cuando Dios envíe algún castigo, acaeciendo en Sevilla pestilencia, hambre o rigurosa esterilidad de los frutos de la tierra; cuando surgiere enfermedad grave que pusiera en peligro de muerte al Rey o Príncipe, y cuando en nuestra España hubiera muchas guerras entre el Rey y sus enemigos de que toda la cristiandad pueda padecer destrucción.
Celebraban como fiesta principal y por lo tanto solemnemente la del dos de Febrero en honor de la Purificación de Nuestra Señora y el día de Todos los Santos. El primer Domingo de cada mes se reunían en cabildo ordinario, precedido de misa rezada y de la entrega de seis reales de limosna por cada hermano para alivio de los cofrades enfermos o necesitados, y si no lo hubiera se repartían entre los enfermos de la parroquia. Resalta en esta Hermandad de penitencia un elevado espíritu patriótico e intenso amor al prójimo.
El 23 de Enero de 1600 otorgaba la Junta de Gobierno una escritura de poder a favor de Gonzalo Rodríguez, para que gestionase en el Arzobispado cuantos asuntos interesaban a la Cofradía, que vino en decadencia a fines del siglo XVII, pero sin relación alguna con la de Santa María de Buen Aire, como algunos cronistas han supuesto.
Tuvo esta Hermandad capilla propia donde veneraba a sus sagradas imágenes, sita en la nave del Evangelio de la citada parroquia de Santa Ana, en altar decorado con yeserías platerescas, entre los de San Nicolás y de la Concepción. Allí permanecieron hasta el siglo XVIII, en que extinguida la Cofradía pasaron sus efigies a la tribuna situada sobre la puerta del templo que conduce a la sacristía, cabecera de la nave de la Epístola, donde subsisten. La escultura del Señor es de traza y encarnado semejantes a los del Santísimo Cristo de la Fundación de la Hermandad de Nuestra Señora de los Ángeles, vulgo de los Negritos, por lo que se le atribuye al maestro escultor Andrés de Ocampo, que debió de ejecutarla hacia 1620, fecha de la reorganización de la Hermandad.
En cuanto a la imagen de Nuestra Señora del Buen Viaje, titular de la cofradía de gloria, se sabe que el Duque de Medina sidonia encargó la hechura al maestro escultor Gaspar de Gines: una imagen de la advocación de Nuestra Señora del Buen Viaje con su niño en un brazo y el otro dispuesto para tener una nao. La efigie tenía cuatro cuartas y media de altura, sin la peana, era de cedro y se obligó al artista a entregarla el 15 de Noviembre de 1634, en el precio de 1800 reales. Se ignora el paradero de esta escultura labrada para la Cofradía.

6 de abril de 2013

Hermandades y cofradías de la gente de la Mar entre los siglos XVI y XVII ( Continuación )


Hermandad y cofradía de la Limpia y Pura concepción de  
                                    Nuestra Señora


El año 1600 recibió la Hermandad 50 ducados de limosna que le donó su devoto cofrade y capitán Bernardino de Noli, para que se digan cuatro misas rezadas y una cantada el día de Nuestra Señora de la Concepción o en su octava, por su alma y las de sus sucesores.
Y en el mismo día el capitán Juan García entregó otros cincuenta ducados para que se celebrase fiesta solemne en honor de la Limpia Concepción, precisamente en el altar de Nuestra Señora propio de la cofradía, sito en el templo parroquial de Santa Ana, capilla de la nave del Evangelio, destinada a Sacramental desde el año 1712.
Esta Hermandad resurgió  merced a doña Josefa de Barros y Saavedra, hija del capitán Gabriel de Barros, piloto mayor de los galeones, y mujer del capitán Domingo Rodríguez, Piloto Mayor por su Majestad de las flotas de Nueva España, fallecido 1684, no sin haber dotado con largueza la celebración de cultos solemnes en la octava de la Purísima Concepción, de cada año.
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  Hermandad de Nuestra Señora de Guía y Señor San Telmo.

A ella pertenecieron los barqueros, pescadores y armadores del río Guadalquivir y su partido. Previa súplica de la Junta de Gobierno de esta Hermandad, el 4 de Diciembre de 1564, le fue adjudicada por el Comendador de la Casa Hospital y Encomienda del Espíritu Santo de Triana, la capilla en que se agrega y junta la Cofradía para celebrar sus fiestas, que es la primera entrando por la puerta principal de la iglesia a mano izquierda. Gracia que confirmó Fray Fernando de Arévalo y Solano, Prior de dicha casa, el día 26 de Mayo de 1636.
Solo en testimonio otorgado por la Hermandad el año 1627, encontramos citada la advocación de Señor San Telmo con prioridad a la de Madre de Dios de Guía; después prevalece el titulo en la forma primitiva, cual lo vemos en escritura en 1631 que evocamos a continuación:
Diego de Quintanilla, maestro bordador,, soy concertado con la cofradía de Nuestra Señora de Guía y Señor San Telmo, sita en el convento del Espíritu Santo, de Sevilla, en tal manera que me obligo de bordar para los entierros de hermanos un paño de terciopelo negro de cuatro varas menos cuarta de largo y tres menos tercia de ancho, conforme a los dibujos que tengo en mi poder, en precio de mil doscientos reales y plazo de dos meses.
En testimonio del año 1537 y posteriores se menciona un hospital de los pescadores, sito en la collación de San Vicente frontero de la iglesia, mientras que en escritura de 1573 se habla del Cabildo y ayuntamiento de los armadores y pescadores del Río Guadalquivir de Sevilla y su partido, sito en la calle Victoria, en Triana, pero no se puede asegurar si se trata o no del mismo instituto profesional y religioso de gente de la mar sevillana del siglo XVI.


           Hermandad y Cofradía de Nuestra Señora de Guadalupe.

Radicaba su hospital en la collación de Santa María Magdalena, al sitio que decían dormitorio de San Pablo, en la Barrera de Matías Gordillo, que corresponde en la actualidad al primer tramo de la calle  Bailen.
El testimonio más antiguo que se encuentra de esta Hermandad es el del año 1514, y porque allí figuran los nombres de numerosos oficiales calafates y barqueros, se puede incluir entre las corporaciones de gente de mar. En 1574 desempeña el cargo de alcalde de la Cofradía Diego Benítez y Hernando Ortiz, los que otorgaron poder general a don Álvaro de Mendoza, mayordomo del hospital propio de esta Hermandad.
Se debe advertir que en la segunda mitad de la centuria del siglo XVI, se encuentra citada a otra Hermandad, intitulada de Nuestra Señora de Guadalupe y San José, que celebraba sus cultos en el templo parroquial del Divino Salvador, pero sin relación alguna, que se sepa con la anteriormente citada.

30 de marzo de 2013

Hermandades y cofradías de la gente de mar sevillana en los siglos XVI y XVII ( continuación )


        Cofradía de la gloriosa Santa Bárbara o de los artilleros.

La fundaron en la parroquia de Santa Ana, los capitanes genoveses Batista Sifreo y Bernardo García, y la encontramos en pleno auge a principio del siglo XVII, fecha a la que pertenecen los testimonios que aducimos.
Súplica de la Hermandad a los beneficiados del templo de Santa Ana, año 1601, pidiendo sitio desocupado donde labrar capilla y retablo propio para celebrar sus cultos. Sin tardanza el arquitecto Asencio de Maeda informó “que entrando en la iglesia a un lado de la nave colateral se puede abrir un arco para la capilla solicitada”. Todavía existe la imagen y capilla de Santa Bárbara, en la parroquia de Santa Ana, nave de la Epístola, que perteneció a la Hermandad.
Más interés encierra para la historia de esta cofradía la escritura otorgada por Alonso Fernández, el 13 de Octubre de 1606, ante el escribano Francisco de Vera, porque refiere las preeminencias concedidas a los artilleros en la Real Cédula que menciona.



Hermandad y Cofradía de Ntra. Sra. de Goles (vulgo de Sta. María De las Cuevas)

Declara la Mesa de la Hermandad, en escritura pública otorgada el año 1554, que es Cofradía de la contratación de marineros y que celebra sus fiestas y cabildos en el hospital que tienen en la calle Castilla y no en el Castillo de Triana como se había dicho. Motivó el testimonio aludido la aceptación de la herencia de los bienes que un enfermo fallecido en el dicho hospital dejó a la Hermandad.
Y en primero de Enero de 1579 otorgaba poder la cofradía, reunida en su hospital, ante el escribano público Juan Herrera del Pozo, a favor del prioste Alonso Domínguez, para que tramitase los asuntos y negocios de la Cofradía. Únicos datos encontrados sobre la vida de esta Hermandad.


Hermandad y Cofradía del hospital de los Santos mártires San
                   Sebastián de los Caballeros y Sata Catalina.




De los oficiales del oficio de calafates de las quillas de las naos. Así se nombra en los diversos testimonios consultados.
El año 1542 residía en la calle de Santa Catalina, hoy de Pelay Correa, entre las de Rodrigo de Triana y Vázquez de Leca, allí disfrutaban de hospital y capilla tan espaciosa que permitía albergar a la cofradía intitulada del Santo Ecce Homo , sucesivamente establecida en las parroquias de Santa Ana y San Nicolás, al decir del entonces su alcalde Juan de Torres.
En el acta del cabildo que celebraron el año 1574, consta que otorgaron poder al prioste Andrés Jiménez y a los cofrades  Alonso de Pineda y Jerónimo Rodríguez para que pudiesen cobrar un real a los hermanos que trabajaban los días festivos, con destino a los gastos del nuevo hospital erigido en la calle Sol (desde Evangelista al campo) en la collación de Santa Ana.
Mediado el siglo XVII figuran como miembros de la mesa o Junta Directiva de la Hermandad, Francisco Rodríguez, alcalde, Bartolomé de Mendoza, escribano, Juan Méndez, fiscal, Juan de Noli y Francisco Donaire, mayordomos, y los oficiales Roque de Zamora, Andrés Pinto, Alonso Postigo, Manuel de Cuellar y Hernando del Real, todos calafates, quienes otorgaron poder cumplido, el año 1640, a favor de tres procuradores de la Real Audiencia de Sevilla, para que defendiesen los pleitos y negocios de la Corporación.

27 de marzo de 2013

Hermandades y cofradías de la gente de mar sevillana en los siglos XVI y XVII


El plausible intento de proteger las obras y trabajos de la gente de la mar sevillana, motivó la creación de un sinnúmero de Hermandades de carácter profesional y religioso a un tiempo, evocadoras cuando no herederas de las organizaciones gremiales de época medieval.
Cada gremio constituyó en sus principios una Hermandad y Cofradía con residencia en edificio propio, donde ejercitaban sus actividades según las Ordenanzas respectivas, dotados estos edificios de aposentos para curación de enfermos y de capilla decorosa donde celebraban cultos solemnes al Santo elegido como patrono. Porque el gremio fue sociedad profesional económica y religiosa, que miraba al obrero como ser físico sometido a necesidades materiales, y como persona moral dotada de aspiraciones infinitas; procuraba para el cuerpo el bienestar que proporciona la riqueza creada, organización corporativa del trabajo, y para el alma las gracias espirituales que derivan de la cabal observancia de la doctrina cristiana. Por ende, las Ordenanzas o Reglas gremiales y el catecismo católico  actuaban simultáneos en lo social y se dirigían al mismo fin: a la exaltación del hogar y de la patria.
Y como la posteridad borró de su memoria sin razón  alguna, las singulares actividades económicas , sociales, religiosas y artísticas de tan venerables instituciones, parece conveniente divulgar noticias encontradas sobre las mismas, en la esperanza cierta de contribuir al acrecentamiento de la historia de las cofradías Hispalenses en las referentes a las de las gentes de la mar.



Santa y Real Hermandad y Cofradía de Señora 

Santa Ana.

Sus primitivas ordenanzas no existen, pero si la Regla de 1587 ella dice que la fundó el Rey D. Alonso el Sabio, que la aprobó el Arzobispo D. Remondo el año 1276, cuando fabricaban la iglesia de Santa Ana en el arrabal de Triana, y que tuvo su hospital para asistencia de marineros en la calle que se llamó Larga, hoy Pureza.
Dispone la Regla mencionada que solo habían de ingresar en la Cofradía cristianos viejos de legitimo matrimonio, requisito extensivo a sus mujeres padres y abuelos paternos y maternos, sin mezcla de raza ni bastardía sino de limpia casta y generación, por lo que expresamente prohibía la entrada en ella de moros, judíos, moriscos, negros, mulatos, indios y gitanos. Asimismo negaba el ingreso de las personas nuevamente convertidas a nuestra Santa Fe Católica, de los presos condenados o castigados por el Santo Oficio de la Inquisición u otro Tribunal eclesiástico o seglar, y especialmente los que tuvieran otra infamia o nota que le impidiese o estorbase el  pertenecer a tan Santa Hermandad Y Cofradía.
La tramitación de las probanzas para ingreso era minuciosa; evocaremos un caso: El ilustre sevillano D. Juan Antonio de Andrade presentó su solicitud a la Hermandad, y ésta , en cabildo de 16 de Septiembre de 1640,nombró diputados para que efectuasen la información reglamentaria a los cofrades D. Fernando de Ulloa, caballero veinticuatro de Sevilla, al maestro Fray Juan de Herrera, mercedario y consultor del Consejo Supremo de la Santa Inquisición, y al capitán Baltasar de Espinosa, Familiar del dicho Santo Oficio.
La comisión escuchó, ante escribano público, las declaraciones de los testigos que referimos a continuación: de los Licenciados y Sacerdotes Tomás Enrique de Almeida, Pedro Fernández de Sicilia, Juan Pérez de León, Alonso Sánchez Gordillo y Fernando Messia de la Felguera, esplendida  representación de la sabiduría y santidad sevillana de aquel tiempo.
Y seguidamente las manifestaciones de los capitanes Juan de Altero y de Antonio Franco, prestigioso piloto examinado, la del veinticuatro Antonio Domínguez de Bobadilla, la del jurado Francisco Ruiz Díaz de Pineda, que unidas a las de Pedro de Cifuentes y Francisco García de Briñas formaban lucidísima personificación representativa del valor, las armas, la política y el buen gobierno de la ciudad; y por fin, desfiló como testigo un inspiradísimo y admirado artista escultor que dijo ser vecino de Sevilla y llamarse Juan Martínez Montañés.
Todos coincidieron en asegurar que el solicitante reunía las calidades del más puro abolengo hispano, y fue acuerdo unánime el recibirlo como hermano de la Cofradía de Santa Ana, previa prestación del juramento acostumbrado.

16 de marzo de 2013

Casa de los artesanos ( razones para una rehabilitacion )


LOCALIZACIÓN
La Casa de Artesanos, se encuentra situada en la calle Covadonga, número 9, en la zona de Triana con mayor tradición artesanal.
ANTECEDENTES ADMINISTRATIVOS
La casa de los Artesanos, está considerada en Nuevo Plan de Ordenación Urbanística (2005) como edificación de Interés Tipológico, con un nivel de protección parcial en grado 1C.
Recientemente la Gerencia de Urbanismo ha llevado a cabo una ITE (Inspección Técnica de Edificios)
JUSTIFICACIÓN
La actividad artesanal ha jugado un papel relevante dentro de la vida socio-económica y cultural de Triana a lo largo de los siglos, especialmente desde época islámica, viviendo un gran auge a raíz del descubrimiento de América.
La artesanía es un símbolo identitario del barrio. Es mucho más que la fabricación de un serie de productos; representa su cultura, un legado patrimonial transmitido de generación en generación, en definitiva, una manera de entender la vida.
En Triana existe una gran riqueza y variedad de oficios, con unas formas culturales específicas en cuanto a técnicas, materiales, herramientas, etcétera. Pero el devenir de las artesanías trianeras, al igual que en otros lugares, ha estado marcado por un proceso de transformación económica global, sufriendo una de sus mayores crisis a partir de las políticas de desarrollo industrial llevadas a cabo a partir de los años setenta. A esto hay que sumarle la competencia de los productos orientales, debido a su bajo coste. En la actualidad muchos talleres han cerrado y algunos de los que se conservan se han visto obligados a mecanizar el oficio o a dedicarse exclusivamente a la venta, comprando gran parte de sus productos en talleres de otras provincias.
De todas las artesanías, la alfarería se ha erigido como la más importante y representativa del barrio. Hasta hace pocas décadas, en Triana había numerosos talleres alfareros y tejares. De estos últimos, hoy sólo se conserva uno: el Tejar de Joselito (actual Casa de Artesanos). Se trata de un antiguo tejar de la segunda mitad del siglo XIX. Aunque no es un corral propiamente dicho, a lo largo de los años, ha sufrido una serie de transformaciones que lo asemejan a un corral adarve. En la actualidad, el interior del inmueble está constituido por talleres artesanales, quedando la única vivienda en la parte de la fachada.


Este antiguo tejar posee un alto interés patrimonial destacando una serie de valores que agrupamos en dos categorías:
  • Valor arquitectónico y arqueológico.
Como se ha indicado se trata del único tejar que aún queda en pie en Triana, Estas edificaciones, junto con los corrales y las casas de vecinos forman parte del paisaje urbano de Triana, de su arquitectura tradicional. También es interesante desde el punto de vista arqueológico, pues aún conserva tres hornos de leña, y hay testimonios orales de la existencia de “hornos medievales en el subsuelo”.
  • Valor etnológico:
    • Como tejar: no se trata simplemente de una edificación, el tejar de Joselito, como último superviviente de los numerosos tejares que había en Triana, representa unas formas concretas de habitar y trabajar, que nos hablan de la identidad de los diferentes colectivos que han sido parte de él.
    • Como Casa de Artesanos: formado por artesanos de diferentes oficios, que desde hace casi cuatro décadas decidieron unirse. La Casa de Artesanos ha funcionado además como centro cultural en el que se han reunido artistas, personalidades del mundo del flamenco o escritores, entre otros. Estas reuniones eran conocidas como “La tertulia de los Artistas”. Desgraciadamente, esta vida cultural está en clara decadencia, pues de los 15 artesanos que llegó a tener este centro, hoy sólo quedan 4, debido a la situación de total abandono del inmueble por parte tanto del propietario, como de la administración.
La artesanía trianera forma parte de nuestro Patrimonio Cultural, el cual es un recurso turístico capaz de generar empleo y riqueza. En este sentido, actuará como motor de desarrollo local, creando empleo y potenciando una parte del sector servicio ya existente (hoteles, restaurantes, bares, tiendas, etc.).
La Casa de Artesanos puede ser el complemento ideal al futuro Centro de Artesanía Triana. En aquel, el turista podrá ver in situ, a los artesanos realizando su actividad en el propio taller, se convertiría así en un “Museo Vivo”. Esto ayudará a que el visitante adquiera un mejor conocimiento y valoración de los diferentes oficios.


DESTINATARIOS
Público en general: visitas libres y concertadas (asociaciones de diversa índole, talleres culturales, centros educativos, sector turístico y de negocios, etc.)


OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
  • Restaurar y poner en valor la Casa de los Artesanos como un Museo Vivo dónde aún perdura la tradición artesanal de Triana, convirtiéndola además, en un producto turístico que activará la vida cultural y económica del barrio y de Sevilla.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Convertir la artesanía en un recurso más accesible al visitante, mediante el contacto directo con los artistas, interrelacionando con ellos.

  • Fomentar la artesanía de Triana y atraer a un mayor número de artistas a la Casa.

  • Potenciar nuevos productos turísticos que aún no tienen una importante difusión, como es el caso de la artesanía, para mejorar la competitividad de Triana y Sevilla en el mercado internacional.

  • Potenciar y difundir la cultura trianera, organizando en el centro diferentes eventos culturales.

  • Generar empleo y riqueza a través de la atracción de visitantes y el desarrollo del sector turístico, sin dejar de lado el concepto de desarrollo sostenible.

11 de febrero de 2013

Francisco de Ocampo y el convento de San Jacinto


31 de Diciembre de 1631.- francisco de ocampo maestro escultor vecino de sevilla en san martin soy convenido y concertado con el prior de los frailes del convento de san jazinto extramuros de esta ciudad ques de la orden de predicadores y en su nonbre con el padre fray pedro ximenes procurador del dicho conbento de tal manera que yo sea obligado como me obligo de dar fecho y acabado en toda perfecion una hechura de talla entera de san Antonio de padua que tenga vara y media de alto antes mas que menos fin la peana de toda escultura y dorado con un libro en las manos y su niño y su ramo de afuzenas todo a satisfacion y contento del conbento y de maestros que lo entiendan el qual dare acabado y puesto en el altar queta dedicado para el dicho santo quinze dias antes del jueves santo del año benidero de 1632 y por la costa y manifastura y trabaxo que e de poner e tener en lo susodicho el conbento a de ser obligado a me pagar fefenta ducados enesta manera- los veinte ducados luego de contado y veinte ducados estando la obra  medio hacer y los veinte ducados rrestantes luego que de todo punto este acabada la hechura en todas perfecion y puesta en el conbento- y si para el dicho plazo no diere echo y acabado el santo consiento que demas de poderme apremiar a ello por todo rigor pueda el conbento concertarfe con otro maestro que aga y acabe la dicha hechura de san Antonio por el precio y condiciones que lo pudiere aver y hallar e por lo que mas le costare de los sefenta ducados y por lo que e recibido adelantado y costas que se le causaren se me pueda executar con solo el juramento del procurador del conbento sin otra prueba alguna.
e yo fray pedro ximenez obligo al conbento de pagar y cunplir todo lo que es y queda a mi cargo.
Se ha respetado la ortografía original. ( archivo de protocolo oficio 19).

13 de enero de 2013

Remodelación urbana de Sevilla durante el periodo Almohade


Abu Ya`qub Yusuf, fue gobernador de Sevilla desde 1156 hasta la muerte de su padre, el Califa Abd al- Mu`min acaecida en 1163. Con su nombramiento como Califa, pasó la capitalidad de Al andaluz a Sevilla. Desde ese momento Sevilla ( Isbilia) entra en una etapa de gran actividad de cambios urbanos, para que Sevilla fuera acorde como sede del califato, que hasta entonces había ostentado la ciudad de Córdoba.
En 1169.- Reconstruyó la muralla urbana destruidas por una crecida del Guadalquivir. Fortaleciendo así las defensas de la        
ciudad, contra las muchas excursiones llevadas a cabo por las huestes cristianas.
En 1171.- Construye el puente de barcas, para facilitar la entrada de víveres desde el Aljarafe y asegurarse el abastecimiento 
en caso de asedio, y así mismo facilitar el paso a Triana que hasta entonces se hacía en barcas.
Los musulmanes no pagaban alcabala ni peaje por el uso de dicho puente.
Recupera el acueducto entre Sevilla y Alcalá de Guadaíra, el agua se hizo llegar a la mayoría de los hogares sevillanos y se instalaron infinidad de fuentes públicas, y, sobre todo se abasteció los jardines del palacio de la Buhaira. Se inauguró el 13 de Febrero de 1172 y medía 17`2 Km.
Edificó el palacio y los jardines de la Buhaira. Este palacio fue destruido por el Infante D.Enrique y los Maestres de Calatrava y Alcántara, durante el asedio a la ciudad.
Construye el castillo de Triana, para defensa del puente de barcas, y del camino que del Aljarafe y Triana, llegaba a Sevilla.
En 1172-1176.- Se construye la nueva mezquita Aljama y se reforma el complejo político militar de los Alcázares. Esta nueva mezquita tenía 17 naves y 5 cúpulas. Fue su arquitecto Ibn Basu, se terminó en 1176, pero no fue utilizada hasta 1182. Según el Califa, la nueva mezquita se construyó para que los fieles estuviera a sus anchas, sin las estrechez de la otra mezquita
En 1184.- Se proyecta la Alcazaba interior y las Atarazanas, dicho proyecto lo inicia Abu Ja`qub pero al morir en dicho año lo continúa su hijo Abu Yusuf al Mansur.
Abu Ja`qub Yusuf murió el 29 de Julio  en la batalla de Santarén, contra las tropas de Fernando I de León y Alfonso I de Portugal.
En 1184-1189.-Se construye el alminar de la Aljama ( la giralda). Su arquitecto fue Ibn Basú, el mismo que construyó la mezquita.
En 1196.- Se construye la nueva alcaicería, llamada de la seda.
En 1198.- Se coloca el Yamur en el alminar ( el Yamur eran cuatro bolas doradas que remataban el alminar. Se termina de colocar el diez de Marzo del 1198. En 1356 a causa de un terremoto se rompe la barra de hierro que sostienen las bolas y éstas caen, ya no se volvieron a colocar.
En 1199.- Muere Abu Yusuf al Mansur. A la muerte de este le sucede su hijo Yakub ben al- Nasr, que en 1212 sufre la derrota de las Navas de Tolosa. En 1213 es envenenado, le sucede su hijo Abu Yakub Yusuf II que reina hasta 1223, que muere sin dejar heredero. Durante su mandato el gobernador de Sevilla Abul Ula, construye la Torre del Oro.
A su muerte al no dejar heredero se desata una lucha por el poder, hasta que es nombrado califa el hermano de Yakub al- Mansur, Mohammed Abdalá al- Wahid, que es depuesto y asesinado a los diez meses de su subida al poder ( Octubre de 1224)
A partir de esta fecha las luchas internas van debilitando el poder de los Almohades que se van conformando en pequeños reinos d taifas, entre los que sobresale el de Sevilla que en el periodo 1227-1232 es gobernado por Al- ma´-mun.El fin del poder Almohade se produce en 1269 debido a sus luchas internas y al acoso a que son sometidos por las tribus de los benimerines.
               
               
               

3 de enero de 2013

Curiosidades históricas


Al igual que cuando hablamos del flamenco en Triana, tenemos que referirnos al Planeta, el Fillo  y la Andonda, como primeros nombres documentados dedicados a este arte, basandonos en la crónica que Estebanez Calderón hace de un baile en Triana.
Pues bien, dando por cierto que en tiempo de los Almohades, Triana como ya se ha explicado hasta la saciedad, era zona de alquerías, y no fue hasta la reconquista que empezó a desarrollarse como núcleo poblacional. Pero, indudablemente, al ser un espacio agrícola, tenía cierto número de personas que, o bién vivían en la zona, o trabajaban durante el día. A los que habría que añadir los pescadores de ribera y a todo aquel que pasaba desde el Aljarafe para vender sus géneros en la ciudad de Sevilla.
Ya al principio del siglo XII, se refleja en las crónicas de Ibn Abdum, que teniendo en cuenta que los mulsumanes se saltaban la prohibición de beber vino, se ordena a los barqueros que no pasasen a nadie que llevase intención de comprar vino a los cristianos. Con lo cual podiamos decir, que de antiguo viene la costumbre de venir a copear a Triana.
Mientras que los mulsumanes, teoricamente,solo podían utilizar el fruto de la vid para consumirlo como fruta, los cristianos, que por cierto vivian en su mayoría en su mayoría extramuros ( al contrario que los judíos que vivian en la ciudad, ya que en su mayoría eran comerciantes). Los cristianos se dedicaban a la agricultura, y tenían autorización para elaborar vinos, pero con la prohibición de su venta entre la población mulsumana.
Como se ha explicado anteriormente, en Triana existía un pequeño grupo de personas que la habitaban de forma habitual, y podemos decir, que entre esa población vivía Abu Amran Musa al trianí. Un artesano bastante habilidoso, que se dedicaba a fabricar con una pasta hecha a base de harina y sal, preciosas figuras que eran muy apreciadas por los comerciantes de la ciudad. Ya en aquella época se apreciaba que Triana era una tierra de artístas.
Aunque el nombre de nuestro antiguo convecino( primer nombre de un trianero documentado en la historia) pueda llevarnos a pensar a que es broma. Las fuentes consultadas ( la obra Almakari, tomo II página 463, y el Repartimiento de Sevilla pag 462) son lo suficientemente serias para creer en su fidelidad.