Desde Triana

Desde Triana

6 de abril de 2012

Viernes Santo

La cofradía de la O es la de la expectación, de la inmediata terminación de la esperanza. Jesús sigue caminando, lentamente, cubierto de sangre y sudor.
En el camino de la cruz, Jesús cae y por tres veces. Las tres caída del Señor de San Isidoro. Le ayuda el Cirineo, pero la verdad es que en esta Sevilla todos queremos ser cirineo, y todos podemos serlo de las cruces de los demás. El que ayuda a otros ayuda a Cristo.
Sigue su camino el Señor por la calle de la Amargura de Jerusalén. Allí encontró a las piadosas mujeres y a la Verónica, que limpió el rostro del Señor, que lo dejó impreso en el velo. La leyenda dice que fue Serapia, otros afirman que Berenice, pero a Montserrat es Sevilla quien porta el velo.
La Carretería desarrolla las Tres Necesidades imperiosas que angustió a la Virgen una vez Muerto Cristo y la proximidad del Sábado,, sábanas con que envolverlo, escalera para bajarlo y sepulcro en que enterrarlo, antes de la puesta de sol.
En San Buenaventura impresiona las divinas llagas de su amoratado cuerpo, y la imagen de sus ojos vidriados y muertos.
Son muchos pero la mayor atracción de este día es contemplar al Cachorro en el Puente de Triana, lo mismo a la ida, cuando el puente se convierte en altar y Cristo se inmola expirando en ese momento,en un ocaso violeta, dejando impresa su imagen en las aguas del río, o bien al regreso, cuando viene de nuevo a su barrio que lo rodea totalmente.
Pero hay que hacer constar que existe otro momento inolvidable, el regreso a su templo de la Sagrada Mortaja. Podríamos esperarla en la Plaza de San Pedro y desde allí acompañarla para entrar con ella en su templo, que fue convento de la Paz. Impresiona ciertamente. Si decidimos hacerlo así, tendremos que sentir esa sensación de pena honda que nos sobrecoge cuando llevamos a sepultar a un ser querido. Si así lo hacemos con una criatura, que no experimentaríamos con el Creador.
Ya viene el cortejo penitencial. Una cruz de guía, en forma de manguilla con naguetas negras, encabeza la procesión, que lleva delante el muñidor revestido de ropón negro galonado de oro, agitando la lúgubre campanilla como reclamando silencio absoluto e invitando a tomar parte en el dolor compartido. Siguen los nazarenos con túnicas moradas y capas,antifaz y guantes negros. Llevan ricas insignias, Senatus, Simpecado,Estandarte. Detrás vendrá el paso de misterio, El Santo Entierro con todo el patetismo del momento. No se oye ni una voz, todos silentes hasta el compás del convento de la Paz. Tras breve descanso, pasa al interior como si se entrara en el Santo Sepulcro, el alma se llena de gracia y caridad.

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