Desde Triana

Desde Triana

5 de abril de 2012

Jueves Santo


Jueves Santo,día del Amor Sacramentado. Dios lo dio todo por el hombre, hasta la vida, hasta la muerte, y la muerte de cruz.
Jueves Santo. Día de la caridad de Dios. Dios es Amor. Dios es Caridad. Es el día de las generosidades, el día de darse Dios y el día de darse los hombres.
Los nazarenos de este día, especialmente se consideran como sacerdotes de un nuevo rito, a la vez penitente y sacramental. Cada uno va cumpliendo en sí lo que le falta a la Pasión de Cristo. Reclamando su cáliz, con la túnica dominicana de Montesión, con el morado penitente del Valle, con el cíngulo franciscano para acompañar al Señor Coronado de Espina y ofreciendo “ Este es mi cuerpo que será entregado por vosotros”
La visita a los templos, siempre fundamental en la Semana Santa, y que nos hace añorar otros tiempos, porque también éste es el día grande de la mujer sevillana, cuando la admiramos con su traje negro y tocada con la peineta y mantilla española. La mujer pone en el Jueves Santo una nota vibrante de belleza y señorío, y un sello de espiritualidad. La monumentalidad de la Catedral, y otros tantos, emotivos, de los conventos de clausura, gozan de grandes atractivos y aumentan la piedad. El monumento de la Catedral es el mejor paso de misterio, aunque no sea procesional, porque no es la imagen, sino que es el mismo Señor- Dios en su propia y real sustancia y presencia el que nos recibe a todos, real y sacramentalmente, en los grandiosos y en los pobres y humildes monumentos.
La Cruz es el primer altar, y la Cruz es la que nos presenta la primera cofradía, pero Cruz y Crucifijo, porque en ella se enclava y muere el Santísimo Cristo de la Fundación, la de los Negritos, preciosa y majestuosa en la calle Recaredo ante la fachada de San Roque, con sus túnicas blancas y escapularios celeste, no exenta de simbolismo, en este día el blanco eucarístico de la Liturgia, y el azul celeste inmaculista, inherente a toda conmemoración sacramental. Su paso entonado en celeste y oro, es originalisimo.
Igualmente debemos presenciar la salida de la cofradía del Valle, en la calle Laraña,con algo de ocaso en la tarde, señorial y austera, también con muchos siglos. La iglesia de la Anunciación, antigua capilla de la universidad, es cofre para tres momentos, Coronación de espinas. Encuentro con las mujeres de Jerusalén, y el llanto inconsolable de la Virgen del Valle,valle de lágrimas.
La de Montesión en la Alameda de Hércules, la de las Cigarreras en el Puente de San Telmo, y la de la Quinta Angustia en cualquier lugar, porque es la más procesional y emotiva.
.Y Pasión, también en cualquier lugar, porque es la propia efigie de Dios, cargado con la cruz del mundo y de todos los hombres. Es el Cordero de Dios que rezamos, los ojos comulgan cuando lo miran. Cuando lo hemos visto pasar nos ha trasportado, nos ha trasformado el alma y ya podemos exclamar “Vivo, más no yo, que es Cristo quién vive en mí”. Y podemos admirar su cortejo austero a su paso por la calle Cuna, y al Señor saliendo del Salvador, paso a paso,lentamente, o bien al regreso cuando parece que le pesa más la Cruz de Redención subiendo el Calvario del Salvador, con tanto realismo y majestad de Dios, que hasta se mueven los vuelos de su túnica, con todo el silencio de la multitud, sin otro ritmo que el de las alpargatas costaleras que resuenan como tambor de luto. Sevilla comulga con la niña de sus ojos, el Señor de Pasión.

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