Desde Triana

Desde Triana

5 de abril de 2012

Madrugá


El penitente de madrugada también es singular, como corresponde a esta noche. Por su atuendo y andar majestuoso y lento, adquiere la categoría de sacerdote de un rito nuevo, que va predicando con su silencio. Nueva paradoja. Se aisla del mundo y surgen las interrogantes,¿por qué se viste, o mejor dicho se inviste? Es pobre el atuendo, y tiene la categoría de ornamento sagrado.
No todas las cofradías de esta madrugada única son iguales, esa es la riqueza de la devoción popular de Sevilla.
En la del Silencio, el Señor se abraza con amor y gozo interior, a la cruz de salvación. En la del Gran Poder, agobia la cruz, pesa mucho, pero atrae y subyuga. En la del Calvario, Cristo muerto, con la color cadavérica amarillenta, pero hay en su rostro algo de gozo interno, de redención conseguida. Por el otro lado, Macarena, Esperanza trianera, Angustia de los Gitanos. Cuanta diferencia en la alegría, pero cuanta unidad en lo que llevan dentro.
Difícil en esta noche escoger un momento determinado. En cualquier parte y en cualquier cofradía, el alma queda en suspenso. Una ráfaga de luz, un celaje de madrugada, la mística austeridad, la alegría ruidosa, el silencio impresionante, la música que enardece, nos puede dejar una huella en el alma. En cualquier momento la emoción garantizará un gozo a plazo fijo.
La cofradía del Silencio, sobrecoge el silencio, el orden, el rigor penitencial.¡Madre y maestra en todo¡ el ambiente embalsama de misterio, de mística y piedad.
La del Gran Poder, su andar recio y su zancada tan grande, nos hace adivinar el Gran Poder de Dios. De este modo será pasionario y glorioso. La Virgen Macarena cuya salida constituirá el delirio del pueblo. Los armaos ponen allí una nota de alegría, los plumeros blancos, oleadas de mar, que rompen en la orilla. Todo será arduo y difícil, pero cuando veamos a la Virgen sonriendo y llorando, todo se dará por bien empleado. Noche de Calvario. Si pudiéramos verla en la Catedral, en la soledad solemne de sus cuatro cirios y los nazarenos alineados como a cordel, la emoción sería inolvidable. Los golpes secos del llamador suenan a tumba abierta. Estampa sobrecogedora de estremecimiento sublime.
La Esperanza de Triana en el puente, retratado su paso, cvofre de oro, en las negras aguas del río y de la noche. El río copiará su imagen y se la llevaran las aguas para que Sanlúcar la entregue al mar en toda su ternura y embeleso, hasta que se pierda en el horizonte del cielo.
Y si queremos una nota de color, id a las puertas de San Román, y encontrareis la plaza abarrotada de su gentes, otrora pobre y humilde, hoy exaltado por amor. Gitanos y gitanas emularan su porfía. Para el Señor de la Salud y para la Virgen de las Angustias, los más sentidos cantes por saetas, cualquier estilo, cualquiera de ellos nos desgarrará el alma.

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