Otra vez desde la cruz, Jesucristo descendiendo y la Virgen, bajo palio, esperanza impartiendo. Y otra vez también, en brazo de su madre, Cristo muerto, y después Cristo yacente, en el sepulcro su cuerpo. Detrás la Soledad impresionante, orgullo de Sevilla. Perfecta obra de arte. Las lágrimas ardientes que queman sus mejillas, quisiera ella quitarle, y que acabara ya su pesadilla.
¡No te vayas todavía, no te vayas que no quiero¡ Que todo pasó volando, que fue breve como un sueño. Que no sabremos que hacer cuando regreséis al templo. Que habrá que esperar un año, y ese no pasa corriendo ¡No te vayas todavía ¡ ¡no te vayas que no quiero¡ Que todo pasó volando, que fue breve como un sueño. ¡No te vayas todavía¡, ¡no te vayas que te quiero¡.
No hay comentarios:
Publicar un comentario