Desde Triana

Desde Triana

30 de marzo de 2010

LA DOBLE MORAL.


Hay cosas incomprensibles, una de ellas, es la actitud de Iglesia y hermandades con los políticos. Cada vez resulta más frecuente ver a políticos, cuyas ideas apoyan la eliminación de los crucifijos en los centros públicos o el aborto a los 16 años, presidir cofradías e imponer medallas a las imágenes titulares ( a pesar de ir contra el acuerdo de no conceder la Medalla de la Ciudad a una imagen, salvando este escollo concediéndosela a la Hermandad para que ésta, acto seguido, se la imponga a su imagen titular).

Tanto unos, como otros, tienen que ser consecuentes con sus ideas. No deben de escenificar situaciones que contradicen, la actitud pública que mantienen sobre temas de moral y religión.

La Iglesia y las hermandades, en general, no deben hipotecar su independencia frente al poder, y eso resulta difícil, si se espera conseguir algún tipo de dádiva en forma de subvención; éstas deberían subsistir con el esfuerzo de fieles y hermanos. 




Las hermandades son dependientes de la Iglesia, e igual que no permiten la inscripción de un hermano, si no ha recibido el sacramento del bautismo,  deberían prohibir a militantes de partidos que promulgan leyes que atentan contra la religión,  presidir actos religiosos.

Ya va siendo hora que las autoridades eclesiásticas ( Monseñor Asenjo) den un puñetazo en la mesa y prohíban a las hermandades recibir subvenciones de los estamentos públicos.

Recordemos que Jesús expulsó a los mercaderes del templo,  sin  tener en cuenta las consecuencias, simplemente, no podía permitir que personas que no cumplían con la religión estuvieran en éste para beneficiarse. Pues eso, fariseos fuera del templo, religiosos fuera de los cenáculos políticos.

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