Desde Triana

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25 de noviembre de 2012

Teatro del Guadalquivir en Triana


Con la desamortización, los edificios que no fueron vendidos a particulares, serían cedidos por el estado para que se destinaran a usos públicos , social y cultural. A fines culturales y enseñanza se destinaron: los conventos de San Pedro de Alcántara, para escuela normal; el de la Merced, convertido en museo provincial; San Acasio como sede de la Academia; San Alberto y San Antonio Abad para colegios; el Santo Ángel donde se instaló la Sociedad Económica de Amigos del País, a los que habría que añadir el de la casa Profesa de los Jesuitas donde se trasladó la Universidad en 1771, tras la expulsión de esta Orden; a fines asistenciales y preventivos el de San Agustín dedicado en 1837 a presidios, el del Pópulo; y el de San Jacinto a teatro, este teatro se llamó del Guadalquivir.

Era un edificio cuadrilongo de 30 varas de largo ( 28 metros ) y 48 varas de ancho ( 40 metros ), el cuál contenía además del escenario un patio con 216 lonetas, dos palcos bajos laterales con asientos corridos hasta el número de 52, para comodidad para los que solo pagaban la entrada. En el piso principal estaba el palco de la presidencia y 20 asientos para el público: había también 94 asientos de galería, figurando segundos palcos y además 84 asientos para señoras ( no podían estar sentados juntos hombres y mujeres ), llamados vulgarmente “el gallinero”. Estaba provisto de vestuario, guardarropas y demás oficinas necesarias. Este teatro se construyó a consta de un rico vecino de Triana llamado Antonio Ruíz, y fue dirigido por el antiguo actor, Don Joaquín Calderí. Fue inaugurado el viernes 26 de Julio ( festividad de Santa Ana ) de 1842 con una obra dramática representada por una numerosa compañía. Disponía también este teatro de un café y mesas de billar, que por falta de concurrencia se hubo de cerrar, cosa que por desgracia también ocurrió con el teatro. Al parecer no estaban los trianeros de esa época muy duchos en este deporte de las carambolas, deporte practicado mas bien por la burguesía y las altas clases sociales, viendo lo cuál, podemos decir que nuestro vecino falló en su intento de socializar un juego tan elitista en su época. Pero por desgracia no fue su único fracaso, pues seguidamente también tuvo que cerrar sus puertas el mencionado teatro.

Ya en 1850 se instaló una escuela para los niños pobres del barrio que fue el embrión de lo que mas tarde sería el colegio Nacional San Jacinto.

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