Desde Triana

Desde Triana

1 de noviembre de 2010

Carta a su madre de un niño que quiere nacer

Dos partículas pequeñísimas, microscópicas, dos células, una elaborada por ti y otra por papá, se encontraron, se fusionaron y yo comencé a vivir.
Y todo esto, mamá, sin tu tener el menor conocimiento de mi existencia. No habrá en el mundo un ser tan ignorado como yo hasta estos momentos, y jamas pasaré por una situación tan difícil como aquella. Cualquier cosa puede truncar mi vida que comienza, porque estoy tan indefenso y soy tan frágil... y que triste sería pasar por ella como la gran ignorada, sin que ni siquiera tu, que me llevabas en tu interior, hubieras tenido la menor noticia mía.


Llegó el gran día, el día en que por si vistes. Se te había retrasado el periodo y rápidamente pensaste en mí . Pero, ¿cómo irían tus primeros pensamientos? ¿irían llenos de angustia y terror porque mi venida a la vida fuera producto de un error y yo no hubiese sido deseado por ti? ¿Será posible, mamá, que en algo tan trascendente como es la consecución de una vida se puedan cometer errores? ¿Es que en ese mundo civilizado en que vivos no existen medios eficaces para evitarlo? ¿O es que tan ignorados son medios?... Pudieron ser, pues, oscuros pensamientos, pero que mi presencia los fuera clarificando y sobre ellos naciera una ilusión fuerte y profunda.


Pudieron ser oscuros pensamientos que enriqueciéndose más y más, te llevaran a cometer una locura(la angustia me ahoga solo de pensarlo) de dictar, tu misma, mi sentencia de muerte, mejor hubiera sido, mucho mejor hubiese sido, en este caso, que las dos células no se hubieran encontrado, que el error no se hubiese cometido, porque una vez que vivía(y estaba tan llena de vitalidad) a pesar de ser tan pequeñita y no tener aún mi configuración humana, tenía todos los derechos a seguir viviendo. Pero no, en tu mundo tan civilizado yo no tengo derecho, porque según dicen soy un ser, pero aún no soy un ser humano, y por lo tanto todos los derechos son los de la madre, para poder decidir entre la vida y la muerte, cual de un Hitler cualquiera se tratara.
Tanto hablar de derechos humanos, ¿y los derechos de estos seres que somos el proyecto de ese ser humano que seremos en el futuro, donde están?. Espero que esta carta remitida por vía sentimental te haga comprender el maravilloso milagro de traer una nueva vida al mundo.